Mi nombre es Hugo Carlos Barceló Carriola. Nací en La Ciudad De México, el 1 de Marzo de 1963. Siempre he vivido en esta vertiginosa pero maravillosa ciudad. Me crie y crecí en las hermosas calles del Centro Histórico, rodeado de mis padres, mis cuatro hermanos, mi hermana, nuestras mascotas, mis amigos y, toda clase de personajes, algunos de ellos, muy pintorescos y excéntricos.
A muy temprana edad, influido quizá por la sensibilidad y temperamento de mis padres, surgió en mí, el gusto por las artes, al mismo tiempo que fui mostrando habilidad para el dibujo , además de aptitudes en otras disciplinas como el canto y la música. Realicé estudios de arte en el INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES ( INBA ), y también en la academia del pintor y maestro José Zalazar. Sin embargo, considero que la mayor parte de mi formación como artista, se dio de manera autodidacta.
En mi desarrollo creativo he dirigido mi enfoque a algunos aspectos fundamentales del quehacer pictórico, como son, la composición, la armonía y la conceptualización, lo cual ha derivado en la creación de un lenguaje muy personal y único en mi obra. Dentro de mi particular filosofía, le atribuyo una gran importancia a la manera de observar, percibir y comprender la vida y el mundo que habitamos, para luego interpretarlo o recrearlo en una obra de arte , pero, siempre con un espíritu aventurero, tratando de ir más allá del simple retrato o registro. Por otra parte, me parece que es imprescindible la apreciación estética, no sólo en el arte sino, en todos los ámbitos de la vida. Es tal vez esta perspectiva, esta lente a través de la cual miro todas las cosas, lo que me permite encontrar inspiración en cada momento. Me gusta conectar con la naturaleza y sentirme uno con ella e intento reflejarlo en mi obra de algún modo.
Estoy casado con la prestigiada actriz de doblaje Adriana Casas Basilio, quien también es cantante y poetiza, circunstancia que fomenta en nuestro hogar, una atmósfera estimulante para la creatividad.
Atte., Hugo Carlos Barceló Carriola
Soy hombre de fe y un idealista, de modo que, tengo una ambición personal. la cual es, provocar algo trascendente en el corazón del espectador, alguna alegría, un pensamiento o profunda reflexión, quizá dejar cierta semilla de esperanza.